He ahí a tu Madre
N.H.D. ANDRÉS VÁZQUEZ DUARTE
“Mujer,
he ahí a tu hijo; hijo, he ahí a tu madre” (Jn 19, 26-27).
Estas son las palabras que, a punto de exhalar su último aliento, Jesús
pronuncia en la cruz, dirigiéndose a María, su madre, atormentada por todo lo
que estaba viviendo y a Juan, el “discípulo amado”.

A partir de ese
momento, para todos los que somos y nos sentimos cristianos, la Virgen María se
convierte en nuestra segunda madre: Aquella en la que confiar nuestras alegrías
y nuestras penas; Aquella en la que depositar nuestros anhelos; Aquella en la
que refugiarnos cuando nos sentimos perdidos o abandonados; Aquella, en
definitiva, en la que apoyarnos cuando la debilidad se apodera de nuestras
vidas.
Precisamente por eso,
los cristianos hemos utilizado ciertos nombres para muchas de las advocaciones
con las que se representa a la Santísima Virgen: Esperanza, Piedad, Refugio, Auxiliadora,
Consolación y un largo etc. que representan todo lo que la Virgen María es para
todos nosotros y que tan bien quedan reflejadas en las Letanías que se recitan
en el rezo del Santo Rosario.
Por decisión propia
de Jesús, María es nuestra madre y, por eso, los extremeños nos sentimos hijos
de Santa María de Guadalupe; esa Virgen Morenita a la que siempre acudimos cuando
nos encontramos necesitados de su dulzura, de su poder de mediación, de su
comprensión y, por qué no decirlo, desde el convencimiento de que cualquier
petición que le hacemos a ella no cae en saco roto, sino que es directamente
gestionada y orientada hacia su Hijo, al que pide por nosotros con la misma o
mayor vehemencia que nosotros mismos usaríamos.
No hay que olvidar
que la región de Extremadura es, con diferencia, la primera región de
procedencia de los habitantes de Sevilla nacidos fuera de Andalucía: un 2,34%
del total de la población, muy por encima de la siguiente región (Madrid, con
un 1,41%). Y ello, sin tener en cuenta aquellos que, como los estudiantes, no
tienen formalizado su empadronamiento en la ciudad.
En consecuencia, la salida
extraordinaria y la presidencia del pregón de las glorias abre una excelente
oportunidad para esta humilde y sencilla hermandad; una oportunidad que debería
servir, además de para aumentar la nómina de hermanos de la misma, para
estrechar los lazos entre los sevillanos
extremeños bajo la dulce y tierna mirada de la madre común de todos nosotros,
la Virgen de Guadalupe.
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